No eres dueña de nada, porque nada dejaste.
No tienes un espacio, ni tampoco buenos recuerdos.
Te encargaste de sembrar espinas. De crear sombras y dudas a tu paso. De hacer qué todo a tú alrededor fueran oscuridad e incertidumbre
No pusiste empeño ni tiempo, en construir lazos y emociones verdaderas.
Y es qué entendí qué nunca buscaste hacerme feliz y confundiste la pasión y la aventura con el amor.
O quizás, sólo fingiste tanto tiempo, qué hasta tú misma creíste tu mentira y te acostumbraste a compartir la cama con alguien que te era extraño...
Hoy me preguntaste cómo me ha ido. Y con sinceridad y sin rencor, te respondí: que desde que te fuiste, todo me fue mejor...
.