Cuenta la leyenda, y por si acaso, la cuento yo que:
Un día doña Verdad y doña Mentira se cruzaron...
Buen día, dijo doña Mentira.
Buenos días, dijo doña Verdad.
Hermoso día, dijo doña Mentira.
Y entonces doña Verdad se asomó para ver si era cierto. Y lo era. Hermoso día, dijo entonces doña Verdad.
Aún más hermoso está el lago, dijo doña Mentira. Y la Verdad miró hacia el lago y vio que la Mentira decía la verdad y asintió.
Corrió la Mentira hacia el agua y dijo: el agua está aún más hermosa. ¡Nademos!
La Verdad tocó el agua con sus dedos y realmente estaba hermosa y entonces confió en la Mentira.
Ambas se sacaron las ropas y nadaron tranquilas...
Un rato después, salió doña Mentira, se vistió con las ropas de doña Verdad y se fue.
La Verdad, incapaz de vestirse con las ropas de la Mentira, comenzó a caminar sin ropa y todos se horrorizaban al verla.
Y es así, como aún hoy, la gente prefiere aceptar a la Mentira disfrazada de Verdad y no a la Verdad desnuda... (Crédito al autor).
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