Un anciano fue atacado por una serpiente, al parecer venenosa.
Él la capturó sin hacerle daño y de inmediato se dirigió al hospital más cercano.
Por precaución, llevo el animal, aún vivo, sin que nadie se percatara de la situación, para así poder identificar con qué suero antiofídico debería ser tratado.
Al ver que pasaban las horas y el personal médico se rehusaba a atenderlo, el anciano se levantó de su silla, tomó a la serpiente con gran destreza, se fue hasta la recepción y dijo con entrañable ternura:
"Vea, manada de triplehijueputas, o me atienden o les suelto ésta hijueputa culebra, para que les muerda el culo a todos, montón de malparidos".
De inmediato, el personal, conmovido por sus sentidas palabras (sarcasmo), procedió a atenderlo.
¡Qué hermosa historia de amor, por el prójimo..! Jajajajajajajajajajajajá.
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