Brindo... Por esos años de juventud en que jamás pensamos que pasarían.
Brindo… Por los días cuando caminaba ligerito, sin dolores en la espalda, en la rodillas, ni en las manos.
Brindo… Por cuando podía hablar de corrido sin tener lagunas mentales.
Brindo… Por cuando me secaba el pelo y lo peinaba como me daba la gana.
Brindo… Por cuando oía bien, no como ahora que no oigo ni la mitad y encima, lo entiendo al revés.
Brindo… Por cuando podía comer cualquier cosa, sin preocuparme del colesterol o la presión.
Brindo… Por aquellos años, cuando mi única preocupación era conquistar.
Brindo… Por los aquellos tiempos en que no vivía pendiente de los lentes para la presbicia.
Brindo… Por las medicinas y los suplementos alimentarios que tengo que tomar, para tener ánimos y fuerzas para levantarme.
Brindo… Por esos tiempos que a nadie le preocupaba quién fue primero: si el huevo o la gallina.
Brindo... Por cuando el "vamos a dormir la siesta "era solo una excusa.
Brindo… Por aquellos días en que salía corriendo de casa para ir a la calle, sin tener que mirarme al espejo.
Brindo… Por los tiempos en que podía usar zapatos o botas sin preocuparme por el dolor de pies.
Brindo... Por aquellos días en que no existía el móvil. Ahora no podemos pasar sin él.
Brindo… Por cuando podíamos recordar solos nuestras vivencias, sin la necesidad de la ayuda de los amigos.
Brindo… Por la edad y por la experiencia. Brindo por los años que tengo.
Brindo… Por los años que he vivido, por las vivencias que he tenido, por las penas y alegrías.
¡Salud amigos, amigas..! Y no olvidemos que la edad es sólo un número. Así que sigamos disfrutando todo lo que nos queda de este tránsito maravilloso que es vivir.
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