Caminando por la vida,
tropecé con el dolor,
a la vuelta de la esquina
la fortuna me sonrió.
Conociendo el desamor
y también el desaliento,
confirmaron que el amor
llega siempre en su momento.
Caminé tantos caminos,
conocí muchas culturas,
entre todas confirmé,
que la mía es como ninguna.
En terribles tempestades,
mi corazón fue valiente,
las tormentas sacudieron,
pero supe defenderme.
Tal vez con la misma piedra,
muchas veces tropecé,
aunque fuerte fue el dolor,
me impulsó a seguir de pie.
Y ya nada me detiene,
soy feliz si estoy amando
y si río lloro o canto,
es mi vida y sigo andando...
(Aurora Orozco).
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