Voy a ver a cada enfermo, de los muchos hospitales y hogares, para mitigar sus penas, que por algo soy su Madre.
Te ruego, Madre Bendita, que nunca nos desampares y que nos cubras con tu manto, las dolientes soledades.
Envuélvenos Madre Buena, con tu aroma de jazmines y azares, que estamos sufriendo y no debe sufrir nadie.
Aparta el virus mezquino, que es egoísta y cobarde. Ten compasión de nosotros. Y a todas las enfermedades, arrójalas al abismo infernal, con tu inmenso poder, Preciosísima Madre, amén.
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