Roko, vivo en mi pueblo, desde que nací, hace ya más de 74 años. Era un pueblo tranquilo, cuya gente toda se conocía, éramos buenos vecinos, no había problemas entre nosotros. Era pues, un paraíso, un Edén el vivir aquí. Pero no pudimos hacer a un lado la civilización, y ahora, ya casi ni se puede cruzar una acera a la otra, pues hay tantos carros, que uno dura su rato para pasar. Ahora mi pueblo tiene más de 35 mil habitantes, y para desgracia nuestra (y aclaro, no todos son así, pero sí la mayoría), está lleno de nicas y otras nacionalidades. Ya casi nadie conoce a nadie. Ahora se anda con cuidado. Ya se desconfía el uno del otro.
En otras palabras, mi pueblo ya no es mi pueblo, aquel pueblo de gente humilde, labriega sencilla.