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preguntado por Semipesado (388k puntos) en Amor

Raquel se fue corriendo para casa. Estaba deseando llegar, para poder llorar.

Ella siempre había sido una buena trabajadora. Algunas veces se había quejado de varios miembros de su equipo, porque no cumplían con sus obligaciones y le tocaba a ella quedarse más horas. Lo había dado todo y la despedían a ella.

Empezó a llorar tan pronto abrió la puerta de su piso. Las lágrimas se detuvieron al entrar dentro. En el medio del salón, estaba su novio con otra chica. El llanto volvió más fuerte que antes y salió corriendo de allí. Ya le daba todo igual.

Mientras corría, escuchó varias voces de los transeúntes preguntando si estaba bien. El móvil también sonó varias veces, pero a ella no le importaba nada. Tan solo quería huir de todo lo que conocía. Acabó tropezando y dando vueltas por la calle. Se ensució la ropa y se le rompieron las medias. En el suelo y embarrada, cogió el móvil que volvía a sonar. Número desconocido.

¿Queréis dejarme en paz?, gritó contestando con rabia. Lo siento, escuchó decir al otro lado. Soy médico y quería informarle de que su madre ha muerto, de un ataque al corazón. Raquel dejó caer el móvil, mientras el médico seguía hablando.

Despedida del trabajo, traicionada por su pareja, su mejor apoyo muerta. Su cabeza se evadió del mundo que le rodeaba. Ya no sentía nada. Había roto el límite del dolor, que podía aguantar. Con los ojos vacíos miró a su alrededor. Se encontraba en el barrio de los parias. Por allí pasaba el tren. Sin nada en su mente, se dirigió a la vía y permaneció allí de pie unos minutos.

Un vagabundo que la había visto, la sacó de allí. ¿Está loca?, le gritó. Déjeme. ¿Qué le importa a usted? He perdido mi trabajo, mi pareja me engaña y mi madre acaba de morir. No me queda nada. Tiene razón. No sé nada, admitió el vagabundo, recordando todas sus penurias en su interior. Pero, mire a su alrededor. Nosotros no tenemos nada y seguimos luchando. El tiempo nos hace más fuertes. En dos meses se arrepentirá de lo que está haciendo. ¡El tiempo no cura todas las heridas!, soltó Raquel.

El vagabundo se arremangó y se dio un mordisco enorme en su propio brazo. Arrancó un pedazo de carne muy grande y lo escupió. A Raquel le dieron náuseas al ver esa herida tan grande. El dolor del vagabundo se podía ver en su rostro. Le apuesto a que en dos meses esta herida ha sanado.

Eso es imposible. Si tan segura está, apueste contra mí. Dos meses. Raquel no quería seguir viviendo, pero si aquella persona, estaba dispuesta a hacer esa barbaridad, para demostrarle a ella que estaba equivocada, consideraba que debía de esperar. Bien. Acepto. En dos meses volveré aquí, cedió. El vagabundo sonrió y fue a un centro médico. Sabía que la mujer necesitaba ver algo diferente, a lo que estuviese acostumbrada, para sacarla de ese estado y no se le había ocurrido nada mejor.

Raquel volvió a su piso, donde decidió que esperaría encerrada en la habitación para no ver a su pareja. Sin embargo, a las dos semanas la llamaron de su antiguo trabajo. Se disculparon con ella y le confesaron que se habían dado cuenta de que ella hacía todo. Le rogaron que volviese a la compañía con un puesto más alto y mejor salario. Raquel aceptó y aprovechó el nuevo incremento de sueldo, para buscar un piso para vivir sola. Se sintió bien consigo misma, al decorar el piso a su gusto. Era más pequeño, pero para ella sola era más que suficiente. Además, una prima a la que hacía mucho que no veía, se había acercado a ella, en el funeral de su madre y habían vuelto a hablar. Ella se había mudado cerca y ahora estaban muy unidas. Todavía echaba de menos a su madre, pero empezaba a volver a reír.

Los dos meses le pasaron rápidamente, y cuando llegó el plazo, Raquel volvió al barrio de los parias. Allí se encontró con que el vagabundo, que vestía bien. El hombre le mostró su herida. Sabía que no curaría, dijo Raquel al verla. Sí ha curado, replicó él. Ya no sangra ni duele. Claro que quedará marca, pero no me impide tener una vida normal.

Entiendo, meditó Raquel las palabras. Mi dolor ha disminuido. Recordaré a mi madre, pero puedo seguir viviendo. Eso es. Además, seguro que en estos dos meses han pasado muchas cosas. Raquel le contó las novedades y le confesó que si no fuese por la muerte de su madre, estaría mejor ahora que meses atrás. Pero entonces tampoco tendrías relación con tu prima, le dijo él. Es cierto. Y sí quieres, también me puedes tener a mí, dijo el vagabundo ruborizándose.

Después, él le confesó que se había enamorado de ella, cuando la había visto, y gracias a eso, había rehecho su vida. Aún estaba empezando a encaminarla, pero al menos tenía para comer todos los días. Lo importante en la vida era dar un paso cada día, siempre adelante, sin olvidar el dolor del pasado, pero sin permitir que te frene. Raquel sonrió. No le apetecía tener una relación ahora. Sin embargo, si no fuese por esa persona, se hubiese suicidado en la vía del tren. Sentía que le debía algo. Podrían empezar conociéndose. ¿Quién sabe lo que pasaría? Lo importante era dar un paso cada día, siempre adelante. FIN.

(Autor: Daniel Ares Blanco).

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2 Respuestas

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respondido por Campeón de todos los pesos (1.1m puntos)
seleccionada por
 
Mejor respuesta
Definitivamente no lo permito..

Muy buena historia

꧁ঔৣֆȶʀǟաɮɛʀʀʏɢɨʀʟঔৣ꧂



comentado por Semipesado (388k puntos)
Gracias Chika
+1 voto
respondido por Wélter (99.4k puntos)
Buena historia Marcelo.
comentado por Semipesado (388k puntos)
Gracias Kronk






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