Mamá, ¿cuánto falta para llegar? Estoy muy cansada y me duelen los pies, preguntó la pequeña niña, con sudor en la frente.
A solo dos días de viaje, cariño, le respondió. Sostenía entre sus brazos a su hija menor, que cayó dormida del cansancio. Tu abuela nos espera en la frontera. Es, estaremos bien. ¡Vale!, dijo soltando un suspiro. Casi se le sale el zapato desgastado. Se encontraban en una larga vía asfaltada. Seguían la línea blanca y el sol las acompañaba en la carga.
Luego de varios kilómetros, llegaron a una estación de gasolina. La madre bajó a su pequeña hija de sus brazos, cuando despertó. El par de niñas cargaban, cada una, una gran mochila en la que llevaban sus pertenencias.
La mujer era consciente de su situación. Ya no tenían comida, ni agua, ni dinero. Y sin eso, no llegarán al destino.
María, le dijo a la hija mayor, cuida de tu hermana mientras regreso. Iré a comprar comida. ¿Creí que no teníamos dinero? No te preocupes, le dijo y se marchó.
Luego de media hora, regresó con agua, comida y un par de billetes manchados y los guardó en las mochilas de sus hijas. Era lo necesario para los dos días de viaje a pie que necesitaban. Bueno, ya estamos listas. Debemos seguir.
El viaje continuó. Caminaban, comían, dormían, despertaban y volvían a caminar. Para las niñas fue un viaje agradable con su madre. La pequeña Valeria no paraba de hacer preguntas a su mamá como: ¿Por qué el cielo es azul? O ¿por qué el sol es tan caliente? María le decía que lo podría buscar, cuando su abuela les preste un celular al llegar.
Su madre les respondió que ya solo estaban a medio día de camino. Sean fuertes mis niñas, les dijo. Ellas continuaron.
Su abuela las recibió en la frontera. Casi se le sale el corazón, cuando atisbó a sus dos pequeñas nietas, solas en la vía y con sus mochilas bañadas en sangre. No había rastros de su madre.
¿Qué ocurrió? Dígame ¿qué ocurrió? ¿Dónde está su madre?, preguntó la abuela asustada. Las abrazó y esperaba no escuchar malas noticias.
¿De qué hablas abuela? Está aquí… con nosotras. El viaje fue largo y me duelen los pies. ¿Nos prestas tu celular? Camila quiere saber por qué el césped es verde.
(Autor: O. J Cuasquer / Los miedos que acechan).
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