Ella era tan linda, como yo de feo.
Era tan rica, como yo de pobre y por si fuera poco, tímido.
Pero un día me animé y cuando ya había pasado, le dije casi cobardemente: "te amo".
Ella se detuvo, se dio la vuelta y me dijo: "yo también".
Entonces. se me escaparon de las manos, los globos que vendía en la plaza y el cielo del sábado, se llenó de colores...
(Facundo Cabral).
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