Esta es la pregunta que siempre nos hacemos, pero en realidad, la pregunta que nos deberíamos de hacer es ¿dónde estamos nosotros, cuando los niños sufren?, cuando vemos las injusticias que el mundo, que la humanidad hace en contra de estos seres pequeñitos, que en vez de golpes necesitan un abrazo, que en vez de una dura palabra necesita oír un “te quiero”, que en vez de negarles la comida necesitan que les llenen sus platos y así satisfacer su hambre.
Y amigo mío, ¿dónde está Dios cuando sufren los niños?
Te respondo que Dios está en usted y en mí, en aquellos que queramos tomarles en cuenta para cambiar las cosas.
Está en aquellos que queramos aprender cada día más de Jesús, y poner en práctica su mensaje de amor, solidaridad y compasión.
Porque Dios sí actúa, pero actúa a través de usted, a través de mí.
Si podemos detener, al menos, la maldad que está a nuestro alcance, allí estará Dios actuando a través de nosotros.
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