No temas al tiempo, que nadie es eterno.
No temas a las heridas, pues te hacen más fuerte.
No temas al llanto, te limpia el alma.
No te lemas a los retos, pues te hacen más ágil.
No temas equivocarte, te hace más sabio.
Y no le temas a la soledad, pues Dios está contigo siempre.
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