Un año más... Llega sin casi darnos cuenta... La vida va pasando poco a poco y llega un día en que recordamos el momento en que comenzó un largo camino: en este caso, el matrimonio.
No es fácil ni sencillo una relación tan especial y complicada como es el la del esposo y la esposa. Pero cada vez que llega ese día de aniversario, (a pesar de que por lo general con el pasar del tiempo la vamos olvidando y celebrando con menos entusiasmo), es como un atleta cuando llega a su meta... Solo que en ese mismo instante comienza otro reto, cada vez más alto.
¿Recuerdas nuestro primer aniversario? ¡Lo celebramos muy felices los dos! Y así debe ser cada nuevo aniversario: llenos de amor y felicidad porque van rompiendo records, alcanzando metas, rompiendo barreras...
Que Dios te bendiga, esposa mía...
Mi amada es tierna, suave, amable y cariñosa.
La conozco desde hace años, en su forma amorosa.
En ella confié plenamente, siempre como esposa
y no me defraudó jamás, mostrándose poderosa,
galanosa, un poco enojosa y no menos quebrantosa.
Por ello decidí, a mi otra parte como regalo,
escribirle este poema y dárselo en mano:
"¡Feliz aniversario, mi raíz, mi tallo!".
Y es que cartas a mi esposa, escribiría mil
y os convidaría a este festín
a toda hora, sin apenas sentir
que los años pasaron por mí.
En mi esposa confío tanto y tanto,
que soy capaz de gritar bien alto,
en plena calle y sin ningún reparo:
"¡Feliz aniversario, mi dulce amada!".
Amigos, el que amaneciera así, un poco romántico, es porque hoy, 11 de octubre, mi esposa y yo, estamos cumpliendo 52 años de vida matrimonial.
.
.