El viernes pasado, trato de hacerlo cada semana, ya que aunque no tenga pecado mortal, por amor a Dios quiero quedar libre de los veniales, porque si no esos pecados veniales van a crecer, y si los llego a normalizar estaré muy mal como para darme cuenta.
Además que con los consejos que da el sacerdote en el nombre de Jesucristo ayudan a dejar esos malos hábitos.
No hay pecado que sea tan placentero que valga la pena la condenación ETERNA.
Y es que es un acto de fe, hay tantos cristianos y solo los católicos le creemos a Jesús cuando Él le dijo en san Juan 20, 20-22, que a quienes les perdonen los pecados les quedan perdonados, esa orden se la dio a sus apóstoles, a hombres, y si esa orden hubiera sido solo para ellos, entonces Jesús sería un fracasado, porque no habría sido capaz de salvar al resto de personas que creeríamos en Él y le creeríamos a Él, y es que también dijo Jesús "a quienes no se los perdonen, les quedan sin perdonar" gravísima acusación de quienes dicen que no se confiesan con un sacerdote católico.
Y pues, aunque si uno se arrepiente Dios lo perdona, Jesús no habría dejado el sacramento por gusto, solo porque sí, es que tiene un gran valor, una gran importancia pues el mismo Jesús que es Cristo lo instituyó.
Sería tremenda soberbia si pudiéndome confesar no lo hago porque prefiero creerle a Lutero y sus hijos en lugar de al mismísimo Jesucristo.
Además que los testimonios de sanación, de exorcismo, de conversión después de una confesión son tantísimos que YouTube está lleno de esos testimonios.
Y uno mismo, ¡Qué alegría más grande saber que soy amigo que soy hijo de Dios! Cuando me confieso, no puedo ocultar la sonrisa de felicidad que me queda.
¡Gracias Jesús!
¡Señor mío y Dios mío!
- ¡Oh! Hermosa religión católica, si eres tan despreciada es porque no eres conocida. - San Agustín de Hipona.
