La verdadera amistad inspira,
la verdadera amistad llena;
Ésta nos transforma cada día
y siempre aprendemos de ella.
La verdadera amistad es una joya
que encontró el valiente atrevido;
que cruzó caminos y fronteras,
hasta encontrar, de ella, su nido.
La encontró siendo tierna y serena,
dócil y aromática, fuerte y estable;
y al que la poseía le daba alegría
y hasta al más tosco volvía amable.
Y es que la amistad está llena de virtudes
de buenos modales y buenas costumbres;
si la encuentras traba de ella, y no dudes,
pues es maestra que cambia multitudes.
La amistad viene en muchos colores
y no discrimina, ni conoce diferencias;
ella quita sufrimientos, dolores
y con ella la vida no tiene sinsabores.
Jesucristo nos entrega Su perfecta amistad,
amistad que habla de Su amor.
Amistad que promete salvación
es la amistad de nuestro Salvador.
Unamos pues las manos en armonía
y abracémosla con amor y pasión;
practiquémosla con todos cada día
y guardémosla siempre en el corazón.
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