Porque la televisión y el internet los elevó a la condición de infraseres, y entonces para ellos todo es una caricatura o un programa de Acapulco Shore o el set de Paty Chapoy. De todos modos hay que mantener a esas personas a raya y rogarles no una o dos veces por su amistad, sino mil veces o, mejor, un millón de veces. Y así, entonces, los veremos salir a las calles de nuevo, en vez de estar trabados en una silla esperando a que les regurgiten las palabras que se ponen todos los días en la punta de la lengua.