Como plato fuerte: exquisita caridad, para con el prójimo.
Caldo de atención, a los desamparados y enfermos.
Ensalada de detalles y de afecto, para los tuyos.
Pan abundante, para compartir con el hambriento.
Vino de alegría, para convidar a los tristes y desanimados.
Sopa de letras, para escribir más seguido a familiares y amigos.
Sopa de zanahoria, para ver con buenos ojos a los demás.
Pan bendito para los afligidos, ya que “las penas con pan son menos”.
Como postres: Perita en dulce, para ser buena persona.
Yogur de guayaba, para repetir los gestos de perdón.
Y no olvides: “Donde come uno, comen dos”. Comparte tu vida con los otros.
Finalmente “el CHEF CELESTIAL”, recomienda: “El que come mi Carne y bebe mi Sangre, tiene vida eterna”.
.